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Tiempo Prep15 minutos
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Tiempo cocción20 minutos
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Comensales6
Estas deliciosas rosquillas de anís sin gluten son irresistibles por su inconfundible aroma. Una vez que empiezas, es imposible evitar comer otra.
En la video receta que puedes ver a continuación, te muestro cómo hacer rosquillas de la abuela esponjosas aptas para celíacos.
Descubrirás que son deliciosas y realmente sencillas de cocinar, por lo que no hay justificación para que la celiaquía te impida disfrutarlos.
Entre los dulces tradicionales, sobre todo en España y otros países hispanohablantes, se encuentran las rosquillas de anís caseras.
Se trata de pequeños pasteles esféricos, elaborados con una masa que contiene harina, huevos, azúcar, aceite y anís. El anís es una semilla aromática que le da a las rosquillas su sabor característico. Con frecuencia, la masa se complementa con ralladura de limón o naranja.
Dependiendo de la zona en la que se elaboren, las recetas roscos de anís presentan una gran variedad de sabores.
Por ejemplo, para hacerlos más jugosos, en algunas regiones se bañan en almíbar de anís y en otras se espolvorean con azúcar glas.
Las rosquillas caseras esponjosas de anís. se suelen consumir en ocasiones especiales, como Semana Santa, carnaval o las fiestas patronales. También se pueden consumir a cualquier hora del día, como desayuno, merienda o para acompañar el café o el té.
Mi receta de rosquillas de anís sin gluten
Me transporto a mi infancia cuando huelo a anís en la cocina.
Mi receta de rosquillas caseras de la abuela lleva harina común sin gluten, aceite, leche, azúcar, un huevo, anís del mono, la piel de un limón y levadura química o polvos de hornear.
A continuación te explico detalladamente los pasos para la elaboración de las rosquillas de anís receta tradicional.
Si te gustan las recetas aromatizadas con anís te convido a preparar unas rosquillas de San Isidro, una crujiente coca de Sant Joan de llardons sin gluten o unos tentadores buñuelos de crema.
¡Buen provecho!
Ingredientes
ROSQUILLAS DE ANÍS SIN GLUTEN
Pasos
Hoy vamos a preparar unas deliciosas rosquillas de anís sin gluten. ¡Al lío!
Lo primero que hay que hacer es rallar la piel del limón, con cuidado de no rallar la piel blanca para que no amargue, y la reservamos.
En un bol pon un huevo entero y el azúcar y bate con las varillas hasta que blanquee. Añade la leche, el aceite, la ralladura de la piel del limón y el anís. Sigue batiendo hasta integrarlo todo y ahora mezcla la levadura química con la harina y échalo todo de golpe a la mezcla anterior. Remueve un poco con las varillas eléctricas paradas para que no te salga la harina disparada y luego ya le puedes dar al botón y lo mezclas bien.
De momento le he puesto 350 gramos de harina sin gluten pero si ves que la masa está todavía demasiado líquida, puedes ir añadiendo poco a poco más harina hasta conseguir una masa manejable para poder formar las rosquillas. Vale la pena añadirla poco a poco porque si te pasas con la cantidad de harina las rosquillas quedarán demasiado secas. Cuando te cueste batir con las varillas mezcla con la ayuda de una espátula y cuando cuando tenga aún más consistencia pasa la masa a la mesada previamente espolvoreada.
Si ves que sigue estando muy pegajosa, le añades media cucharada más de harina. Cuando recién no se te pegue en las manos, aunque aún esté un poco blanda, forma una bola y déjala reposar en un bol, tapada, unos 30 minutos.
Pasada la media hora de reposo, la masa ha adquirido la consistencia necesaria para poder formar las rosquillas. Toma una pequeña porción de masa, dale forma de bola y, con el dedo, haz un agujero en el centro y lo vas agrandando intentando que el grueso de la rosquilla sea uniforme para que se fría toda por igual. Ve dejándolas encima de un papel de horno y repite el proceso con el resto de la masa. Con estas cantidades me salieron 23 rosquillas más bien grandes.
Pon a calentar una sartén con abundante aceite y cuando esté caliente ve poniendo las rosquillas, teniendo en cuenta que no puedes llenar mucho la sartén porque el tamaño de las rosquillas va a crecer. El aceite no tiene que estar muy, muy caliente, yo lo pongo al nivel 7 de 9, porque si lo pones muy fuerte se dorarán muy rápido por fuera y quedarán crudas por dentro. Dales la vuelta… y cuando ya están doradas por ambos lados sácalas y ponlas encima de un papel de cocina para que absorba un poco el aceite y, enseguida, cuando aún están calientes las rebozas con azúcar. También las podríamos rebozar con una mezcla de azúcar y canela pero, como ya tienen el sabor del anís y del limón, yo prefiero no añadirle más sabores.
Conclusión
Ahora que ya las tienes todas fritas y rebozadas mira qué gozada de rosquillas y fíjate cómo quedan por dentro, están deliciosas.
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ROSQUILLAS DE ANÍS SIN GLUTEN
Ingredientes
ROSQUILLAS DE ANÍS SIN GLUTEN
Siga las instrucciones
Hoy vamos a preparar unas deliciosas rosquillas de anís sin gluten. ¡Al lío!
Lo primero que hay que hacer es rallar la piel del limón, con cuidado de no rallar la piel blanca para que no amargue, y la reservamos.
En un bol pon un huevo entero y el azúcar y bate con las varillas hasta que blanquee. Añade la leche, el aceite, la ralladura de la piel del limón y el anís. Sigue batiendo hasta integrarlo todo y ahora mezcla la levadura química con la harina y échalo todo de golpe a la mezcla anterior. Remueve un poco con las varillas eléctricas paradas para que no te salga la harina disparada y luego ya le puedes dar al botón y lo mezclas bien.
De momento le he puesto 350 gramos de harina sin gluten pero si ves que la masa está todavía demasiado líquida, puedes ir añadiendo poco a poco más harina hasta conseguir una masa manejable para poder formar las rosquillas. Vale la pena añadirla poco a poco porque si te pasas con la cantidad de harina las rosquillas quedarán demasiado secas. Cuando te cueste batir con las varillas mezcla con la ayuda de una espátula y cuando cuando tenga aún más consistencia pasa la masa a la mesada previamente espolvoreada.
Si ves que sigue estando muy pegajosa, le añades media cucharada más de harina. Cuando recién no se te pegue en las manos, aunque aún esté un poco blanda, forma una bola y déjala reposar en un bol, tapada, unos 30 minutos.
Pasada la media hora de reposo, la masa ha adquirido la consistencia necesaria para poder formar las rosquillas. Toma una pequeña porción de masa, dale forma de bola y, con el dedo, haz un agujero en el centro y lo vas agrandando intentando que el grueso de la rosquilla sea uniforme para que se fría toda por igual. Ve dejándolas encima de un papel de horno y repite el proceso con el resto de la masa. Con estas cantidades me salieron 23 rosquillas más bien grandes.
Pon a calentar una sartén con abundante aceite y cuando esté caliente ve poniendo las rosquillas, teniendo en cuenta que no puedes llenar mucho la sartén porque el tamaño de las rosquillas va a crecer. El aceite no tiene que estar muy, muy caliente, yo lo pongo al nivel 7 de 9, porque si lo pones muy fuerte se dorarán muy rápido por fuera y quedarán crudas por dentro. Dales la vuelta… y cuando ya están doradas por ambos lados sácalas y ponlas encima de un papel de cocina para que absorba un poco el aceite y, enseguida, cuando aún están calientes las rebozas con azúcar. También las podríamos rebozar con una mezcla de azúcar y canela pero, como ya tienen el sabor del anís y del limón, yo prefiero no añadirle más sabores.
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